Cuando los médicos ayudan a los médicos

En 1917 nacía un órgano único en los colectivos profesionales, que en Salamanca ha prestado ayuda a 45 personas con una dotación económica de más de 200.000 euros. Los testimonios de los beneficiarios son su mejor legado

Han pasado nada menos que cien años desde aquel 15 de mayo de 1917, cuando se creó, bajo el nombre de Patronato de Huérfanos de Médicos Príncipe de Asturias, lo que es hoy la Fundación de Protección Social de la Organización Médica Colegial (OMC). Una decisión que surgió para “socorrer” a los más necesitados de la profesión médica: los huérfanos, las viudas de médicos y las personas con discapacidad en un momento agravado por la epidemia de gripe que sufrió España y, años más tarde, por la Guerra Civil.

Nació un proyecto –auspiciado por los doctores Carlos María Cortezo y José Pando y Valle– único en las organizaciones profesionales y que responde a esa vocación humanista de la Medicina, siempre al lado de los más vulnerables.

“Vulnerabilidad” fue precisamente la palabra elegida por Manuel García Pérez-Teijón, uno de los beneficiarios de la Fundación en Salamanca tras quedarse huérfano con sólo 6 años, para mostrar el agradecimiento y la importancia de contribuir con una institución que cada año ayuda en España a más de 3.000 personas con un desembolso de casi 15 millones de euros.

Sin duda, son los testimonios de estas personas, que un día vieron cómo la vida, que parecía derretirse entre sus manos, les daba otra oportunidad, el mejor legado que ha podido dejar esta noble Fundación.

Cuando los médicos también ayudan a los médicos salvan proyectos de vida truncados y procuran para la sociedad grandes profesionales sanitarios, como el mencionado Manuel García Pérez-Teijón, Pablo Unamuno o Damián Gajate, cuyos testimonios fueron toda una lección de humildad ante los nuevos MIR, que fueron recibidos en el Colegio de Salamanca en un acto en el que también se celebró el centenario de la Fundación.

“Si existe la Fundación es porque existe el médico”

Porque, como recordó el presidente de la institución colegial, Manuel Gómez Benito: “He hecho coincidir estas celebraciones porque si existe la Fundación es porque existe el médico, en ningún gremio existe algo similar, quiero que os acordéis, porque está para nuestra ayuda y protección y debemos ser solidarios”.

Solidaridad colectiva que el pasado año aportó en Salamanca 200.178 euros en ayudas para 45 beneficiarios, huérfanos de médicos en edad estudiantil o huérfanos mayores, médicos enfermos o jubilados, viudas de colegiados o como apoyo a ladependencia, para el pago de residencias geriátricas de médicos o familiares directos. Si recordamos los datos de los últimos seis años, suman casi 1.500.000 euros en ayudas repartidas en la provincia de Salamanca, Por tipos de apoyos, la principal partida, con 116.937,42 euros, se destinó a prestaciones asistenciales, dirigidas principalmente a médicos y familiares sin recursos económicos suficientes, 20 personas que reciben cada mes una cuantía media de 475 euros.

El Colegio de Salamanca celebró el centenario junto a la bienvenida a los MIR

El segundo gran grupo de ayudas, que sumó 60.699,01 euros en 2016, son las prestaciones educacionales: 10 beneficiarios huérfanos menores de 21 años con 343 euros al mes, y para los mayores de esa edad, becas de estudios de 3.629 euros cada una y el pago de las tasas de dos títulos académicos.

Un apoyo “fundamental, vital y decisivo” para salir adelante en momentos especialmente trágicos en las vidas de estos profesionales o sus familias, como explicó la directora técnica de la Fundación, Nina Mielgo, que añadió que el Patronato “vive exclusivamente con las aportaciones solidarias de lossocios protectores”, y “no obedece a ninguna directriz que no sea la de seguir fielmente su misión: ayudar al que lo necesita”. A lo largo de todo el año se ha venido celebrando el Centenario por los Colegios provinciales para culminar el pasado 31 de mayo en el Gran Anfiteatro del Colegio de Médicos de Madrid, en un acto presidido por el doctor Serafín Romero, presidente de la OMC y de la Fundación.

“Es una enorme satisfacción celebrar estos 100 años de existencia de la Fundación, ejemplo de comportamiento ético y de buen gobierno, que se asienta en los valores de la Medicina: la compasión, la solidaridad, la cooperación, la ayuda y el altruismo“. Palabras de Serafín Romero que se han ido repetiendo una y otra vez en boca de los presidentes provinciales, pero también de los propios beneficiarios, porque, como dijo Ana Pastor, presidenta del Congreso de los Diputados y también médica de formación por la Universidad de Salamaca, este centenario “no solo celebra la vida de una institución, sino de todas las vidas a las que ha acompañado con su solidaridad y protección”. Y son muchas.

√ EN PRIMERA PERSONA

“Han pasado 60 años y no he podido agradecer lo que hicieron por mí»

Miguel de Unamuno recuerda el respaldo que supuso para él y sus hermanos recibir las ayudas de la Fundación tras el fallecimiento de su padre, cuando él tenía solo 10 años

El conocido Pablo Unamuno, no sólo como médico, ahora ya jubilado, sino también por su trabajo desinteresado en favor de la Sanidad pública y de la razón de ser de esta profesión, que son los pacientes, ofrece su testimonio como beneficiario de la Fundación hace nada menos que 60 años.

El que también fue en su día jefe de Estudios del Hospital de Salamanca, en contacto directo con los médicos en formación, recordó la muerte de su padre cuando contaba sólo con 10 años, siendo, además el menor de cinco hermanos, “de los que por lo menos cuatro fuimos beneficiarios”.

“Estuvimos internos para seguir los estudios de Bachiller, pero no penséis que en un orfanato, sino en un colegio de élite, los Maristas de Logroño. Allí estábamos 30 o 40 huérfanos de médicos, y otros 200 internos, y nos íbamos enterando poco a poco de nuestra situación personal. Luego ya acabé mis estudios en los Maristas de Salamanca”, cuenta.

De su experiencia, recuerda como anécdota su contacto con muchos chicos de Bilbao –“ahí empecé yo a amar al Athletic”– y resalta el “trato excelente” que recibían. “Corrían con todos los gastos, imagínate en aquel tiempo salir con uno de los curas y comprarnos la ropa que queríamos; luego llegaba a casa y mi madre decía: pero qué zarrio te han comprado”, recuerda. Ya en Salamanca, durante sus estudios de Medicina, también recibió una ayuda, “eso sí, había que responder en los estudios”.

“Han pasado 60 años y nunca he tenido la oportunidad de agradecer a la Fundación lo que hizo por mí. Estaba de viaje, pero cuando me llamó el presidente del Colegio, volví sin pensarlo; me he alegrado muchísimo de que me dieran la oportunidad de este agradecimiento que tuve que hacer hace mucho tiempo”.

“Con la voz quebrada os digo: contribuid”

Manuel García Pérez-Teijón recuerda con angustia la muerte de su padre cuando sólo tenía 6 años, una “vulnerabilidad” que requiere “humildad y generosidad”

Su padre, reconocido Otorrinolaringólogo, murió súbitamente cuando Manuel García Pérez-Teijón sólo tenía 6 años, y todavía se le quiebra la voz al recordarlo. Por eso habla de “humildad” y de “vulnerabilidad”, porque la vida se puede dar la vuelta en cualquier momento.

“Me sacaron del aula, yo no daba crédito a lo que pasaba, y cuando llegué a casa, me vi con los bolsillos vacíos”, dice casi entre lágrimas; vacíos de amor, vacíos de padre, pero también, y eso lo supo luego, vacíos del sustento económico que tenían hasta entonces: “Nos parece imposible que en nuestro nivel profesional pueda pasar algo así, pero os aseguro que se pasan dificultades económicas”. Así que, como beneficiario de las ayudas de la Fundación durante sus estudios, el que es ahora un especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica manda un mensaje claro a los nuevos médicos: “Hay que contribuir a esta Fundación, confiar en nosotros mismos y trabajar muy duro. Pensad que cualquiera puede vivir una situación trágica, y con la voz quebrada os repito: contribuid”. Un mensaje que comparten por toda España quienes, como Manuel, han recibido el calor de la Fundación. Laura García, hija del fallecido ex presidente del Colegio de Médicos de Córdoba, al morir su padre pudo continuar con sus estudios de Odontología. ”La Fundación fue nuestra salvación para que pudiera seguir estudiando. Les pido a los médicos que colaboren con esta causa”, afirma.

“Una aportación pequeña para lo que da”

Damián Gajate asegura que “ha sido un lujo tener este servicio, mi vida habría sido diferente”

Más cercano por edad a los nuevos médicos e igualmente concienciado de la importancia de contar con laFundación, Damián Gajate Herrero, un residente de segundo año, es hijo del médico de Bañobárez fallecido cuando él tenía 6 años. Pudo completar todos sus estudios y hoy es, como su padre, un profesional comprometido.

“Es un lujo tener este servicio; sin esta ayuda las cosas en mi vida habrían sido diferentes. La ayuda es real, llega cuando la necesitas, y me parece una aportación muy pequeña para lo que puede ofrecer”, asegura. Y realmente, 23,77 euros al trimestre suponen, más que una cuota, una auténtica oportunidad. La que tuvo, igual que los beneficiarios de Salamanca, Rafael Peinado, un médico de Atención Primaria que ejercía en Alicante. Sufrió un accidente y quedó parapléjico, teniendo que dejar de trabajar condos niños pequeños. “Hemos podido vivir dignamente gracias a las ayudas de la Fundación”, manifiesta.

O Sonia de la Torre, profesional del Colegio de Médicos de Málaga, cuyo hijo mayor, Gonzalo, fue diagnosticado de déficit de atención e hiperactividad y, como consecuencia de ello, tiene necesidades especiales, como atención temprana y logopedia. “Estas atenciones son muy costosas, gracias a las ayudas de la Fundación podemos sufragarlas”, explica de la Torre.José Manuel Lozano, redactor jefe de ‘Acta Sanitaria’, cuenta que al morir su padre, médico de Familia de Jaén con 29 años, su madre quedó viuda con sólo 27 años y dos hijos pequeños. “Sentir el apoyo, acompañamiento y la ayuda de la Fundación y la profesión médica cuando más lo necesitas en momentos difíciles es lo que hace que personas como yo hayan sido lo que soy”, dice.

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