Por Edgard Marcano-Millán
Médico residente y escritor
Unidad de Cuidados Intensivos | Hospital Universitario de Salamanca
La inteligencia artificial (IA) está cambiando rápidamente el panorama de la educación y la práctica en las ciencias de la salud. Uno de los avances más recientes y revolucionarios en este campo es el desarrollo de ChatGPT, un modelo de lenguaje natural basado en la tecnología GPT-3.5 de OpenAI. ChatGPT tiene el potencial de transformar la forma en que los profesionales de la medicina, la enfermería y demás ramas asociadas de la salud aprendemos y practicamos nuestros conocimientos.
Con fines educativos, ChatGPT puede utilizarse para crear programas de entrenamiento personalizados y adaptativos para estudiantes y residentes. Por ejemplo, se pueden hacer preguntas a ChatGPT para obtener información actualizada sobre diagnósticos, tratamientos y procedimientos médicos. Además, un tutor o profesor podría proporcionar retroalimentación inmediata y personalizada sobre el desempeño de sus estudiante en exámenes y prácticas clínicas.
ChatGPT también puede ser una herramienta valiosa para los profesionales que ya están en la práctica clínica. Al utilizar los modelos de lenguaje natural, es posible acceder a una amplia base de conocimientos y herramientas que nos ayudan en el diagnóstico y tratamiento de pacientes. En nuestra práctica diaria, por ejemplo, nos podríamos formular preguntas específicas sobre síntomas, enfermedades y tratamientos para obtener información actualizada y precisa en tiempo real.
En los tiempos que corren, donde es necesario mantenerse actualizados en cuanto a las últimas investigaciones y avances en las ciencias de la salud —pero en un mundo donde se generan cantidades ingentes de material científico—, estos modelos de lenguaje natural nos permiten manejar con facilidad la gran cantidad de información disponible. La poderosísima capacidad de procesamiento de estas herramientas nos facilita la tarea de diseñar prompts que nos arrojen lo más relevante y actualizado de una revisión, que nos listen los 10 artículos más citados de un tema concreto oque sugieran bibliografía durante la redacción de un manuscrito. Tres de infinitos ejemplos. Y aunque las posibilidades parecen gigantes, el horizonte se antoja inabarcable cuando se añaden a estos modelos de lenguaje natural otras herramientas que permiten el procesado de imágenes (o su interpretación), IA basada en audio, aplicaciones que permiten resumir e interpretar publicaciones científicas, análisis de datos, ¡otras IA que permiten detectar textos generados por IA! y un sinfín más de herramientas.
Por supuesto, como con cualquier tecnología y su advenimiento, hay algunos riesgos y desafíos a considerar al utilizar ChatGPT en la educación y la práctica médica. Debemos tener siempre en cuenta la posibilidad de que la información proporcionada por ChatGPT sea incorrecta o incompleta. Por lo que corresponde a la academia, hemos de vigilar la aparición de citas falsas (por “alucinaciones de la IA”), sesgos, omisión de información muy relevante u omisión de otra muy importante.
De todos estos fallos ya existe información publicada. Y aunque pareciera obvio, es necesario recordar el deber de utilizar el juicio clínico y verificar cualquier información obtenida de estas herramientas de inteligencia artificial antes de ejecutarlas a nivel práctico.
Todas las herramientas de inteligencia artificial basada en modelos de lenguaje, especialmente ChatGPT, tienen el potencial de sumar valor a la educación y a la práctica de las ciencias de la salud. Podemos concluir que todos los profesionales de este campo nos veremos favorecidos a la hora de acceder a información actualizada y precisa; sin olvidar que con cada nueva tecnología debemos tener una cuota de precaución. A fin de cuentas, y como le escuché a un colega, a veces no me preocupa tanto la inteligencia artificial como la inteligencia humana.
Nota: Este artículo no esta escrito con inteligencia artificial. ¿O sí?
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