Aficiones: ¿Qué es lo que más te gusta hacer?

Por Germán Payo Losa

Director de Educahumor

“Conocí a una profesora de piano del Conservatorio que me confesaba que después de tanta música clásica todo el día, cuando llegaba a casa se sentaba delante de la televisión a ver programas de cotilleo”

Hace años tuve la oportunidad de asistir a un congreso: El humor en serio, en El Escorial, dentro de los cursos de verano. Allí se reunieron, durante una semana, los mejores humoristas gráficos de España, además de algún argentino. Se ofrecieron una serie de conferencias entretenidas y algunas muy divertidas. En los entreactos, podías entablar conversación con los protagonistas y escuchar anécdotas curiosas.

“Mire usted, Sr. Periodista, anote: esta es la Virgen más guapa, más chula, más maravillosa y la que da por c… a todas las demás vírgenes”, contaba Álvarez Solís que le dijo un maño, pletórico de fervor mariano, mientras tomaba notas en Zaragoza en el festejo del Día del Pilar.

A él le sugirieron que escribiese un libro con todas esas anécdotas tan interesantes y divertidas.

—Mira, lo que me gusta es hablar con la gente. Que escriban libros otros, que lo hacen mejor que yo. Escribir un libro supone pasarse un montón de horas frente a una máquina de escribir, y yo no quiero hacer eso.

Máximo, comparando a Mihura con Chéjov, decía que Mihura había creado Tres sombreros de copa, una obra de arte de tamaño tan excepcional que es difícil encontrar tanta perfección condensada en algo tan pequeño y breve. ¿Fue él consciente de su genio? ¿Se negó a desarrollarlo, a escribir más obras?

Allí contaron que Tono y Mihura quedaron en pasar un mes juntos, retirándose a un pueblo de la sierra de Madrid para escribir una obra de teatro. El resultado, según confesaron, fue que se lo pasaron estupendamente los dos, se divirtieron a lo grande, pero no escribieron una sola línea.

Chumy Chúmez confesaba que lo que más le gustaba era contar chistes y que se los contaran (lo mismo que a Ronald Reagan; todas sus comunicaciones con su secretario de Estado incluían un chiste).

Forges decía que, cuando en su familia le escuchaban reír a carcajadas desde su despacho, que estaba en el otro extremo de la casa, decían: “Le ha salido uno bueno”. Le encantaba reír y hacer reír.

A veces sorprende que personas cultivadas tengan ciertas aficiones. Conocí a una profesora de piano del Conservatorio que me confesaba que después de tanta música clásica todo el día, cuando llegaba a casa se sentaba delante de la televisión a ver programas de cotilleo. “Me relaja muchísimo”, contaba.

Vino la Orquesta Panorama este verano. Nos dejaban un espacio para nosotros en primera fila.

—¿No te quedas? —me preguntan.

—No. Mañana me voy a la montaña —respondo—. Lo que tú disfrutas aquí, lo disfruto yo allí: aire fresco, amplios horizontes, esfuerzo saludable y no tener ni paredes ni pantallas. Cuando ya podemos ver las estrellas, es el culmen.

—¿Qué es lo que más te gusta?

—Pintar, lanzar huesos de aceituna, correr.

Hay aficiones para todos los gustos. Fauja Singh, indio, empezó a correr a los 89 años para combatir la tristeza por la pérdida de su mujer, un hijo y una hija. Completó su último maratón teniendo 100 años y batió todos los récords. “Nunca es tarde para tener una infancia feliz” (J. Gnana).

A muchísimas personas les gusta cocinar. Eso les alivia el estrés y produce el gozo de dar algo bueno. “Estas lentejas que os he preparado yo tienen más influencia en vuestro cuerpo que todas las ideas que podáis vosotros aprender, nos decía el cocinero del restaurante de la Semana de Humor.

Reír nos gusta a todos. Los jóvenes, cuando yo les preguntaba qué tres cualidades elegirían para una persona que fuese su pareja en el futuro, decían que una de ellas era que fuese divertida, alegre, que les hiciese reír. Luego ya de mayores ese gusto decrece… o no. Con los nietos se rompen moldes, y hay personas que recuperan su actitud lúdica, ya fuera de la losa de las obligaciones laborales y de la seriedad requerida.

“Practicar actividades que te gusten será como invertir en salud física, mental y emocional”

Me cuenta un vecino que lleva la jubilación fatal. “He dedicado toda la vida a trabajar en el banco. Me han quitado el trabajo y estoy hundido. No soy capaz de llenar ese vacío. Me dicen que vaya a hacer alguna de las mil cosas que ofrecen el ayuntamiento, las asociaciones, la universidad, pero no tengo el ánimo para eso”, dice.

En muchas organizaciones humanitarias, y en cursos y talleres que doy yo, hay casi un porcentaje de 8-9 mujeres por 1-2 hombres. Nosotros parece que ya lo sabemos todo, o tenemos menos inquietudes de aprender cosas nuevas, humor entre ellas.

“No te preocupes si el día de San Valentín no estás enamorado. El día de todos los santos tampoco tienes que estar muerto”.

Quienes logramos jubilarnos estamos de enhorabuena. Pero si aún estás trabajando, practicar actividades que te gusten y ser feliz ahora, no sólo cuando te jubiles, es esencial, y será como invertir en salud física, mental y emocional y disfrutar de puestas de sol y atardeceres.

www.educahumor.com

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