Adiós definitivo al Hospital Clínico después de 48 años

El derribo del edificio hospitalario inaugurado en 1975 llega a su fin para dejar paso a la construcción del edificio de consultas, con el que se completará el gran proyecto del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca

Sentimientos encontrados, entre la nostalgia del pasado y la esperanza del futuro, se han estado mezclando estos meses entre los salmantinos al ver derribar su gran hospital de referencia. No en vano, el Clínico ha sido durante 48 años el lugar donde nacen y mueren los más grandes desvelos del ser humano, el ver nacer a nuestros hijos o el decir adiós a nuestros mayores, pero también el superar contratiempos y el saber que, una vez dentro, estabas en un lugar seguro.

Es verdad que los edificios tienen vida por las personas que los habitan, y quizá por eso, el adiós al Clínico es solo una despedida con futuro, ya que pronto empezará a levantarse el nuevo edificio de consultas, donde los ciudadanos de Salamanca iniciarán desde cero una nueva historia de sus vidas.

En el solar se construirán los bloques K y L, que albergarán 170 consultorios y 27 salas de cura, y aunque en principio estaba diseñado con dos plantas subterráneas y cuatro en altura, existe la posibilidad de ampliar una más en ambos sentidos. De momento, es imposible aventurar una fecha para ver completo el gran Complejo Asistencial Universitario.

La demolición del Clínico empezó en el verano de 2022, tras el desmantelamiento del interior de las dependencias sanitarias, aunque pronto los trabajos se vieron interrumpidos por la presencia de amianto. En todo momento, los servicios de Medicina Preventiva y Prevención de Riesgos Laborales han estado controlando cualquier incidencia que la demolición pudiera causar en los profesionales sanitarios y en los pacientes.

Una vez derribada la infraestructura al completo, queda ir segregando los residuos (plásticos, metales, hormigón…) para su gestión y traslado, lo que se espera poder concluir a lo largo de este verano.

En el proceso de demolición se está utilizando una máquina específica para ello, y se acompaña de un chorro de agua para asentar el polvo y que no llegue al nuevo hospital, donde, no obstante, todas las ventanas se mantienen obligatoriamente cerradas. Además, el servicio de Ingeniería y Mantenimiento realiza con mayor frecuencia cambios en los filtros de entrada de aire, y desde Medicina Preventiva se encargan de hacer un seguimiento del derribo para llevar a cabo mediciones de partículas y de bacterias y hongos, sobre todo en las zonas de mayor vulnerabilidad, como los quirófanos y las más próximas a las obras.

De Feria de Muestras a referente sanitario

La Universidad de Salamanca compró en 1970 a la Cámara de Comercio los terrenos donde se asentaría el Clínico, cuyas obras empezaron en 1970. Cinco años después, se inauguraba de manera escalonada

La Universidad de Salamanca compró en 1970 a la Cámara de Comercio los terrenos de la antigua Feria de Muestras para añadirlos a los que ya habían ido adquiriendo a particulares con anterioridad para poner en marcha el proyecto del Hospital Clínico, que había sido elaborado por el arquitecto Martín José Marcide Odriozola, en aquel momento adscrito a la Seguridad Social y que contaba con amplia experiencia en la construcción de hospitales. También fueron obra suya la Ciudad Sanitaria La Paz (Madrid), el Hospital Son Dureta (Palma de Mallorca), el Hospital Virgen de la Concha (Zamora) y el Hospital General Yagüe (Burgos), entre otros.

La primera piedra del Clínico se colocó el 13 de octubre de 1970, y la obra fue ejecutada por la empresa Entrecanales y Távora, con un presupuesto de 428.926.998 pesetas, bastante alto para la época. El proyecto no estuvo exento de problemas, entre ellos, la muerte del propio arquitecto en 1972, que hicieron que se retrasase su finalización. El equipamiento y la inauguración oficial tuvieron lugar en 1975, con una apertura escalonada por secciones.

En 1985, a los diez años de funcionamiento, una disposición del Consejo de Ministros integró, durante 99 años, el hospital en la Red Sanitaria de la Seguridad Social dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo; la integración culminó en 1988.

Tras el acuerdo entre el Insalud y la Universidad, firmado el 25 de junio de 1993, el Hospital Clínico pasó a llamarse Hospital Universitario. El convenio contemplaba su utilización para la formación de licenciados en Medicina y Cirugía, y el hospital quedó integrado en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, hoy dependiente de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León.

Un edificio de tres bloques

El edificio constaba de tres bloques: el primero, dedicado a consultas y laboratorios; el segundo —con diez plantas— estaba destinado a radiodiagnóstico, unidades de hospitalización y cocinas, mientras que el último bloque albergaba servicios asistenciales, administración y una unidad especial de médula ósea.

Poco antes de iniciarse su desmantelamiento y el traslado al nuevo hospital, el Clínico vivió uno de los momentos más duros de toda su historia, la pandemia por covid-19. En aquellos primeros meses de 2020, todo el complejo sufrió una reorganización sin precedentes, y todos los profesionales se pusieron al servicio de un objetivo común: atender a los pacientes que llegaban afectados por coronavirus, y que centraron casi el 100% de la actividad hospitalaria.

Un traslado “a medida” para conservar equipos y obras de arte

Numeroso equipamiento de alta tecnología que se encontraba en condiciones óptimas ha sido desplazado a las nuevas instalaciones, al igual que las piezas artísticas de mayor envergadura o las más emblemáticas y simbólicas

El traslado de los enseres del viejo hospital exigió la puesta en marcha de un plan minucioso y una metodología de trabajo en la que resultó fundamental la implicación y coordinación de numerosas personas y servicios. Como se explica desde el CAUSA, se crearon “equipos en los que participó la dirección del centro, junto con ingeniería, electromedicina y los propios servicios”, conectando “todos los puntos del proceso y diseñando un traslado a medida”. A partir de cuatro grandes grupos de trabajo, se elaboró un inventario del equipamiento y su importancia, identificando los elementos trasladables y las necesidades de adquirir nuevo aparataje para la renovación tecnológica. Así, desde el punto de vista de la nueva tecnología, se han conservado en el nuevo hospital numerosos equipos en servicios como Medicina Nuclear, Diagnóstico por Imagen, Oncología Radioterápica y Bloque Quirúrgico. Según se indica desde el complejo asistencial, se han trasladado torres de laparoscopia, el robot DaVinci, el PET-TAC o la resonancia magnética, por citar algunos ejemplos. De igual modo, se han conservado y desplazado a las nuevas instalaciones las obras de arte existentes, como “los cuadros pequeños que se encontraban en zonas comunes o despachos médicos, tanto en el Hospital Clínico como en el Virgen de la Vega y sus edificios anexos”. Asimismo, los grupos de trabajo planificaron al detalle “el movimiento y la conservación de las piezas artísticas de mayor envergadura, las más emblemáticas o de contenido fuertemente emocional para usuarios y profesionales del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca”. Todas ellas han encontrado una nueva ubicación. A continuación, se enumeran las piezas más destacables, así como su nueva localización:

Tres preguntas que remueven recuerdos

Médicos de diferentes generaciones que han desarrollado su carrera profesional en el Hospital Clínico, ahora derribado, recuerdan los momentos vividos en este centro hospitalario y los sentimientos que les ha producido su demolición

Sentimientos de nostalgia, pero también de optimismo, y, sobre todo, muchos recuerdos que no desaparecerán bajo las ruinas. Médicos de diferentes generaciones que han desarrollado su carrera profesional en el Hospital Clínico de Salamanca, ahora ya en ruinas, recuerdan en estas páginas los momentos vividos en sus instalaciones y los sentimientos que les produce su demolición. Pese al impacto que pueden provocar los escombros de lo que un día fue casi como su propia casa, confían en que el nuevo edifcio de consultas se haga cuanto antes realidad y se complete el gran hospital de Salamanca

Luis Ángel González Fernández • Gerente del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca

1. Como miembro del equipo directivo, he estado dos años como subdirector médico encargado del proyecto del nuevo hospital y cuatro años como gerente. Sin embargo, pude conocer el Clínico en mi época de estudiante en la Facultad de Medicina, cuando realizaba los tres cursos de clínicas en el antiguo aulario. Fue en esa época cuando, como alumno en prácticas, pude recorrer todas las unidades de hospitalización, el bloque quirúrgico, la UCI, los servicios centrales y las consultas externas. Épocas distintas, pero vividas con la misma intensidad. Primero como alumno, cuando pude disfrutar de las enseñanzas de grandes doctores con los que aprendí, no sólo medicina, sino también la forja del carácter y las actitudes que han guiado toda mi vida profesional. Ahora, como máximo responsable del hospital, he podido compartir con todo el equipo directivo y el resto de los profesionales dos de los hitos históricos en la vida de cualquier hospital: el traslado y puesta en funcionamiento de una nueva infraestructura, junto con el abordaje de una de las mayores pandemias que nos ha tocado vivir, la del SARS-CoV-2.

2. Recuerdos entrañables al lado de los compañeros en mi etapa de alumno recorriendo las habitaciones y resto de dependencias del hospital, con nuestra bata blanca, detrás del profesor de prácticas. Las primeras anamnesis para elaborar esas historias clínicas que nos permitían hablar con los pacientes y hacerles esas tres preguntas tan importantes: ¿qué le pasa?, ¿desde cuándo?, ¿y a qué lo atribuye? Contemplar con admiración cómo llevaban a cabo la exploración física del enfermo aquellos grandes profesionales de la medicina, que desplegaban todo su arte en cualquier gesto de sus manos, de su cara o con la pregunta más sencilla. A aquellos maestros les debo todo lo que ahora soy como profesional. Sobre mi segunda etapa, como directivo del hospital, no puedo decir que haya sido tranquila. A los pocos meses de ser nombrado gerente, de forma abrupta y sin previo aviso, nos vimos inmersos en una de las mayores crisis sanitarias en muchos años, la pandemia de covid-19. El abordaje asistencial de este coronavirus, justo cuando estábamos preparando el traslado hacia el nuevo hospital, ha sido una de las tareas más complejas que he llevado a cabo en toda mi vida profesional. Esos días de marzo de 2020 han quedado grabados en mi memoria a fuego y sangre. Pero, dentro de la tensión y la alarma vividas, no puedo más que tener palabras de agradecimiento para todos aquellos profesionales que dejaron lo mejor de sí en aquellos días aciagos. Ahora, desde esta nueva infraestructura, cuando paseo por sus instalaciones, recuerdo los momentos vividos en el Hospital Clínico como acontecimientos que me han ayudado a crecer como profesional de la gestión, pero también como persona.

3. Con su derribo, algo de mí se queda en esos escombros que todos los días miro con añoranza, pero a la vez siento la ilusión de poder ver crecer ese nuevo edifico de consultas, que pondrá el colofón al proyecto más importante de mi vida.

Miguel Barrueco • Exjefe de Neumología

1. Comencé a trabajar en el Hospital Clínico como médico residente de Neumología a comienzos del año 1977, así que he estado ligado al hospital durante 45 años, trabajando en distintas categorías profesionales: médico residente, médico adjunto y jefe de servicio.

2. Los recuerdos que me llevo afectan a mi vida personal y familiar y, obviamente, a mi vida profesional. Desde el punto de vista personal, lo más alegre es el nacimiento de mis tres hijos y lo más triste, el fallecimiento de mis padres y un hermano, especialmente difíciles porque sucedieron estando yo de guardia. También la atención médica que he recibido como paciente que he sido del hospital en varias ocasiones y por distintos servicios. Desde el punto de vista profesional, me llevo el recuerdo de muchos pacientes a los que he atendido durante todos estos años, pacientes con enfermedades respiratorias y también pacientes que deseaban dejar de fumar y a los que hemos ayudado a conseguirlo desde la Unidad de Tabaquismo del Servicio de Neumología a lo largo de estos años. Con frecuencia he recibido, incluso muchos años después, el agradecimiento de muchos de ellos. Obviamente, también me llevo la amistad de muchos de mis compañeros del Servicio de Neumología, a los que agradezco su compañerismo durante todos estos años y su colaboración mientras fui su jefe de servicio, pero especialmente su amistad. En tercer lugar, me llevo la satisfacción de haber visto crecer al propio servicio de Neumología y al propio hospital durante estos años y de haber tratado de que ese crecimiento haya servido para mejorar la atención sanitaria y la salud de muchos salmantinos. Estoy seguro de que mis compañeros continuarán en esa misma línea.

3. Una sensación ambivalente, de tristeza por la desaparición física del espacio en el que he vivido durante tantos años, contrastada por la satisfacción de ver nacer el nuevo hospital. Es la vida misma, lo viejo desaparece para dejar su lugar a lo nuevo.

Juan Jesús Cruz • Profesor emérito de la Universidad y exjefe de Oncología

1. Desde que se inauguró —era residente I de Medicina Interna— hasta que se cerró, es decir, desde noviembre de 1975 hasta el 30 de septiembre de 2021. Tuve dos traslados, del viejo Hospital Provincial, donde estuve unos meses, al Clínico, que entonces llamábamos “hospital nuevo”, y ahora ya, del viejo Clínico al nuevo Hospital Universitario.

2. Recuerdos de toda una vida, ¡46 años! Personales y felices: nacieron mis hijos y parte de mis nietos. Y tristes: en sus habitaciones murieron mi madre y mi suegro, así como otros familiares y amigos. Recuerdos profesionales, todos, pero especialmente cuando nos propusieron iniciar la Oncología, el ir buscando sitios y situaciones, empujando a unos y a otros para hacernos un hueco. No estaba diseñado el hospital para un servicio de Oncología, con Hospital de Día, planta, consultas… Pero acabamos creando. Como decía nuestro querido y recordado Pedro Sánchez, éramos como los palestinos, todos decían que nos querían, pero nadie nos daba tierras. No puedo olvidarme de la ilusión de tantos y tantos pacientes que acudían a nuestro servicio, con diferentes resultados, pero siempre con el agradecimiento y el cariño de ellos y de sus familiares.

3. Que se va una parte enorme de mi vida.

Dolores Caballero • Hematóloga, exjefa de la Unidad de Trasplante de Hematología

1. He estado en el Clínico desde el 1 de junio de 1979. Luego estuve fuera 6 años, y desde 1990 he trabajado hasta el 30 de octubre de 2022, cuando me he jubilado, ya en el nuevo hospital.

2. En ese edificio he desarrollado toda mi vida profesional: hemos hecho, en el servicio de Hematología, más de 2.500 trasplantes con células hematopoyéticas; hemos atendido a pacientes desde que se creó el servicio, incluso antes de que yo llegara, y muchos enfermos se han podido beneficiar de nuestros tratamientos. A algunos, desgraciadamente, no hemos podido curarles. Toda mi vida profesional y la vida del servicio de Hematología de Salamanca se ha desarrollado entre esas paredes, en la planta cuarta, en la planta primera los laboratorios, en el semisótano el hospital de día, y el banco de sangre. Muchos recuerdos para todos los que formamos parte del servicio de Hematología y para todos los enfermos y sus familiares que, a lo largo de todos estos, años han tenido que ser atendidos en nuestro servicio por los hematólogos y las enfermeras.

3. La verdad es que es una mezcla de sentimientos. Pero pienso que Salamanca se merecía un buen hospital, nuestros enfermos se merecían un nuevo edificio. El Clínico estaba ya muy deteriorado, nuestra Unidad de Trasplante era muy vieja, y ahora nuestros enfermos han ganado mucho con el nuevo edificio, tenemos dos plantas estupendas en la sexta, mirando al río, con unas vistas espectaculares. Cuando una mira al edificio viejo, que está desapareciendo estos días, creo que tenía que desaparecer. Hay edificios que son son bonitos arquitectónicamente y merecen ser conservarlos, como el Hospital de Santa Cruz y San Pablo, o el hospital viejo nuestro, pero, desafortunadamente, el Clínico no lo merece. Por tanto, tenemos que dejar la nostalgia. Yo lo veo con optimismo, va a desaparecer el hospital, pero ahí va a quedar un espacio en el que se va a completar la obra del hospital nuevo, y va a ser un espacio mucho más bonito estéticamente. Y al final, la estética mejora la calidad de vida de los enfermos.

Francisco Lozano • Jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular

1. Primero, como alumno interno de cirugía: desde su inauguración hasta 1977. Luego, cinco años de residente y, finalmente, como adjunto, jefe de sección y de servicio hasta el reciente traslado. Es decir, toda la vida del edificio.

2. Recuerdos numerosos. Allí nacieron Pablo y Teresa, nuestros hijos. Allí conocí a personas que todavía hoy me brindan su amistad. También existen pérdidas de colegas y amigos.

3. Desde mi actual despacho del nuevo hospital veo el progreso del derribo sin ninguna nostalgia. No obstante, pienso que podría haber sido un edificio más aprovechable. No estaba tan mal.

Armando Oterino • Especialista vía MIR del Servicio de Cardiología

1. En el Hospital Clínico de Salamanca estuve todo mi tiempo de residencia, es decir, durante cinco años.

2. Los recuerdos que me llevo son los de un periodo formativo en el cual me desarrollé como futuro cardiólogo, hice amistades indisolubles y trabajé en equipo con mis compañeros.

3. Verlo derribar supone tristeza por dejar atrás una etapa preciosa, pero con la ilusión de un presente y futuro con una infraestructura a la altura del personal sanitario y la población de Salamanca. Supone un paso más en el establecimiento como referente nacional que presenta el hospital de Salamanca.

Pilar Fraile • Jefa del Servicio de Nefrología

1. Desde mis primeras prácticas en la carrrera, pasando por la formación MIR (2002-2006), y luego como especialista hasta el traslado al nuevo hospital.

2. Yo estudié en la Facultad de Medicina de Salamanca entre 1995 y 2001. Allí empezó mi primer contacto con la actividad hospitalaria, y de ahí vienen mis primeros recuerdos, una ilusión desbordante cada vez que teníamos que acudir a prácticas al Clínico. Posteriormente, mi periodo de formación como médico interno residente de Nefrología entre el 2002-2006 transcurrió allí también. En ese momento, los recuerdos son de ilusión, mucho miedo al enfrentarme a la vida laboral por fin, muchísima responsabilidad e interminables horas de trabajo. Tras la residencia, mi vida laboral como facultativo especialista ha transcurrido en el Clínico hasta el traslado. Los miedos del principio, la soledad de las guardias, largas tertulias con compañeros… En resumen, tengo 45 años y más de la mitad de mi vida ha transcurrido allí y ha sido testigo de mi crecimiento profesional y de los momentos más importantes de mi vida, también en lo personal, como el nacimiento de mis hijos.

3. Siento nostalgia y melancolía, pero también una gran ilusión, porque estoy segura de que su derribo va a suponer una expansión y crecimiento de la sanidad salmantina, que va a tener como testigo el excepcional Hospital Universitario con el que contamos actualmente. Una oportunidad de crecimiento se abre ante nosotros, y solo podemos aprovecharla y dar lo mejor de nosotros.

Rubén Garcia • Especialista de Neonatología

1. Desde junio de 1999 hasta el 6 de octubre de 2021, cuando realicé la primera guardia de Neonatología que tuvimos ya en el nuevo hospital.

2. Recuerdos innumerables: el día de la firma del contrato y el de la incorporación al trabajo (con los nervios y la curiosidad lógicos), la infinidad de guardias con momentos duros, muchos estresantes, pero también con instantes de complicidad y “buen rollo”, los centenares de recién nacidos que han pasado por mis manos, como la niña más prematura de España, que nació en una de mis guardias, etc. Pero es imposible no nom brar como algo que nos marcó para siempre el periodo inicial de la pandemia, las dudas de los primeros meses, la resolución de múltiples interrogantes que surgían cada día y, especialmente, el trabajo en equipo y la colaboración para tratar de solventar tan preocupante contingencia, dejándome el viejo hospital muchas impactantes imágenes en la retina durante ese periodo.

3. Siento mucha nostalgia presenciando su derribo y viendo que el lugar en el que di los primeros pasos como médico, y en el que he ejercido durante tanto tiempo, desaparece para siempre.

Santiago Santa Cruz • Especialista del Servicio de Otorrinolaringología y presidente del COMSAL

1. Desde el comienzo de mi licenciatura en Medicina, en 1983, hasta el día del traslado al nuevo hospital.

2. Sobre la época de estudiante, lo recuerdo como un hospital nuevo, moderno, bonito, al que empecé a asistir a partir de cuarto de carrera, pues en las preclínicas casi todo se hacía en la Facultad. Mi recuerdo de la formación durante la carrera es el de unos profesores magníficos, recuerdo a Sisinio de Castro, al profesor Gómez Alonso en Cirugía, al profesor Miguel Armijo en Dermatología y muchos más. Unida también al Clínico, está mi formación como especialista MIR; saqué plaza y me incorporé al servicio que en ese momento regentaba el profesor Agustín del Cañizo, y ahí pasé cuatro años de formación estupendos. Coincidiendo con mi formación, nacieron dos de mis hijos, Marta y Miguel, así que los recuerdos de esa etapa fueron inmejorables. Al siguiente año nace mi tercera hija, Cristina, también en el Clínico, por lo que el afecto hacia el hospital y hacía los profesionales, tanto ginecólogos, obstetras, enfermería, pediatras, han sido muy significativos en mi vida. Posteriormente, saqué la plaza de adjunto de Otorrino en el año 93, y desde entonces mi vida profesional ha estado ligada al Clínico, salvo un breve paréntesis de seis meses en Barcelona. Allí he ejercido como especialista, sobre todo en lo relativo al mundo de los implantes cocleares, y allí he tenido numerosas experiencias. Creo que era un hospital muy habitable, donde los profesionales de distintos servicios tenían espacios para su relación profesional, había un buen salón de actos y una buena capilla, donde hacíamos las celebraciones de las fiestas patronales, a veces el funeral de algún compañero, algún bautizo… Recuerdo también nuestra actividad en las urgencias, en las guardias, y lo recuerdo muy afablemente. Realmente, la decisión de tirar el hospital me sorprendió, no era un edificio tan antiguo y había hecho una función fundamental. Había opciones de haberlo rehabilitado, tapando y protegiendo las zonas con amianto, pero se tomó la decisión de derribarlo.

3. Estos meses de derribo han sido meses de recuerdo, de tristeza, de emoción, al ver desaparecer un edificio emblemático en el que hemos pasado muchas horas, de guardias, de trabajo, de amistad, y que ahora se van desdibujando con el derribo.

El nuevo hospital consolida su actividad como la “joya” de la sanidad castellanoleonesa

El traslado definitivo de toda la actividad del Clínico, además de las Urgencias y las hospitalizaciones también del Virgen de la Vega, culminaron en el mes de octubre de 2021. Más de un año después, el Rey de España visitó las instalaciones para respaldar el futuro de este centro de vanguardia con varias unidades de referencia

En diciembre del año 2020 comenzaba en el nuevo hospital de Salamanca la actividad de los servicios de Rehabilitación y Oncología Radioterápica. Se hacia realidad, por fin, un proyecto que se había venido gestando durante los 20 años anteriores. Sobre el papel, en 2004 ya estaba redactado el Plan Funcional, y dos años después, en 2006, se aprobaba por parte de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León el Plan Director. Pero no fue hasta 2008 cuando se iniciaron las obras, y hubo que esperar más de 12 años para que los primeros profesionales y pacientes inauguraran las nuevas instalaciones. Hoy, la gran obra del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca permanece inconclusa a la espera de levantar en el solar del antiguo Clínico los nuevos bloques de consultas, que, por el momento, están ubicadas en el Materno Infantil y en el Virgen de la Vega.

Pero lo que sí funciona ya a pleno rendimiento es el edificio principal, donde, a excepción de las consultas, están ubicados el resto de servicios y el área de hospitalización, un proceso que culminó en octubre de 2021. En concreto, el 8 de octubre de ese año, como fecha señalada, fue la primera noche en la que ningún paciente durmió ya ni en el Clínico ni en el Virgen de la Vega. Y el día antes, 7 de octubre de 2021, se puso en marcha un servicio de Urgencias unificado por primera vez en 39 años. Un espacio moderno y funcional pensado para una mejor atención a los pacientes, con varias salas de espera, 25 consultas, algunas específicas para especialidades como Otorrinolaringología, Traumatología y Oftalmología, y zonas de observación con puestos de camas y de camillas.

Fue un proceso muy complejo que ha supuesto un salto cualitativo hacia una nueva infraestructura cuya superficie construida es de 87.343 metros cuadrados, con una zona de hospitalización de 28.618 m², una zona para pruebas diagnósticas de 9.250 m², una zona quirúrgica de 6.214 m² y 5.258 m² para Urgencias.

Un hospital moderno, con tecnología de vanguardia y unidades de referencia regional y nacional que este mes de enero recibió un nuevo impulso con la visita del Rey de España, quien conoció de primera mano los servicios más punteros de este centro universitario.

“El plan director del nuevo hospital fue aprobado por la Consejería de Sanidad en 2006”

Acompañado en todo momento por el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y la entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, además del alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo, y el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, entre otras autoridades, el Rey pasó casi dos horas en el hospital universitario. Visitó la Unidad de Ensayos Clínicos, el servicio de Cardiología, Pediatría y Bioquímica. Atento a las explicaciones de los sanitarios, Felipe VI se mostró cercano y afable con el personal del hospital, pero también con las decenas de personas que se agolparon a la entrada y salida del hospital. T

ras pasar por el vestíbulo, el monarca descubrió una placa conmemorativa de su visita, antes de escuchar con atención las características que hacen que este hospital sea referencia nacional, e incluso internacional, en diferentes procedimientos. Es, como indicó Alfonso Fernández Mañueco, “la joya” de la sanidad castellanolenoesa y “uno de los centros más avanzados de España y de Europa en avances tecnológicos”.

Casi 5.000 profesionales

También lo destacó como referente a nivel regional y nacional en diversas técnicas y especialidades relacionadas con el trasplante de páncreas-riñón, cirugía de Parkinson, cirugía robótica, ortopedia infantil y diagnóstico avanzado de enfermedades raras. En lo referente a las terapias CAR-T, el hospital de Salamanca es uno de los 14 autorizados a nivel nacional, sin olvidar su excelente nivel en Cardiología y Oncología.

“Un complejo capacitado para dar la mejor atención a los pacientes y facilitar el excelente trabajo de casi 5.000 profesionales, que son los verdaderos artífices de la calidad de la sanidad. Además, se convierte cada día en un verdadero centro de saber, en el que ocupan un lugar preeminente la docencia y la investigación, estrechamente vinculadas a la Universidad”, añadió.  

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