A. Einstein-A. Bloch: Ley dela Relatividad-Ley de Murphy

Por Germán Payo Losa

Director de Educahumor

“Si nos podemos reír de los malos momentos, serán más digeribles, o sea, si no nos emburramos de cólera y somos capaces de enfocar la atención en otros aspectos que también son reales”

Cuando pidieron a Albert Einstein que si podía explicar la Ley de la Relatividad de modo que todo el mundo pudiera entenderla, dijo: “Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo. Pero si te sientas sobre carbón al rojo vivo, un segundo parecerá una hora. Eso es relatividad”.

También confesó que la teoría de la relatividad “no tiene un origen especulativo, sino que debe por entero su nacimiento al deseo de hacer que la teoría física concuerde con los hechos observados”.

Arthur Bloch también explicaba que su Ley de Murphy –“si algo puede salir mal, saldrá mal, y en el peor momento posible”– es un enunciado basado en un principio empírico que trata de explicar los hechos acontecidos en todo tipo de ámbitos.

Ambos tratan de iluminarnos para que entendamos la realidad que está dentro y fuera de nosotros. Claro, son campos muy diferentes, pero yo veo algunas coincidencias. Ambos tenían sentido del humor, y la prueba es que sabían reírse de sí mismos. Einstein comentaba: “Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero si no, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes, que soy judío”. Y también del resultado de sus trabajos, por muy importantes que fuesen:”Desde que los matemáticos han invadido mi teoría de la relatividad, ni yo mismo la entiendo”.

A. Bloch eleva a categoría universal pequeños aspectos de la vida cotidiana que nos fastidian ligeramente. Nos dota de una actitud diferente, nos provoca una sonrisa, una exclamación: “Pues es verdad”. Aquí algunos ejemplos:

“Todo cuerpo sentado en el inodoro hará sonar el timbre de la puerta”. “Los pares de calcetines siempre van de dos en dosantes de entrar a la lavadora y de uno en uno al salir de ella”. “La velocidad del viento aumenta proporcionalmente según haya sido el precio del peinado”.

Algunas hechos es difícil verlos en perspectiva. El portero Zubizarreta hizo una mala salida ante Nigeria en el mundial del 98. “Cuando ya crees que está olvidado, te lo repiten en un reportajesobre los goles más tontos de la historia. La solución es aprenderse a reír de sí mismo”.

Es semejante en la película ‘Notting Hill’. Una actriz muy famosa pasa un noche romántica con un joven, un librero de barrio, y es descubierta y fotografiada por montones de ‘paparazzi’. Ella monta en cólera y, tras llamar para que la vengan a recoger, le dice al joven: “Esto me va a marcar la vida. Todos los periódicos tendrán estas fotos. Cada vez que alguien escriba sobre mí las verá. Los periódicos duran siempre”. Él trata de convencerla, sin éxito: “Míralo en perspectiva. ¿No podemos reírnos de esto? En medio de todo lo que pasa, esto no tiene tanta importancia. Mi amiga se cayó por las escaleras y está tetrapléjica; eso es grave. Tus fotos estarán en los periódicos, que mañana irán a la papelera”. “Yo lamentaré esto para siempre”, dice ella. “Si te parece bien, para mí será lo contrario. Yo estaré siempre encantado de que hayas venido”.

Si nos podemos reír de los malos momentos, serán más digeribles, o sea, si no nos emburramos de cólera y somos capaces de enfocar la atención en otros aspectos que también son reales, como hizo Manel Navarro, que tras su farolillo rojo en Eurovisión 2017, declaró: “Última posición, pero no me voy triste a casa. Me lo he pasado muy bien; he disfrutado muchísimo. No me lo esperaba, pero estoy bien. Creo que hemos hecho un trabajo muy bueno, para irse orgulloso”.

El artista también fue noticia por el gallo que se le escapó durante su interpretación. “No sé qué ha pasado; la verdad es que no estaba nada nervioso. ¡Son cosas del directo! Cuando he bajado
del escenario me he reído. ¡También es mala suerte que me haya pasado ahora, pero tampoco creo que haya que hacer un drama!”.

Pero ¿se puede ver todo con relatividad y con humor? Encontramos diariamente personas que se quejan de la salud, el dinero, el amor y de todo. Y otros que objetivamente están en peores circunstancias, disfrutar de la vida, reír, ayudar. Ver lo positivo es un hábito que puede entrenarse y una gimnasia mental fantástica.Quienes han pasado un cáncer o una grave enfermedad, muy cerca de la muerte, disfrutan más de las cosas pequeñas, del momento, del mirar el cielo, sentir la brisa.

Hay quien dice que la Ley de Murphy es pesimista. Yo discrepo: Nos prepara para cuando algo sale mal. “La otra cola es más rápida”. Y si tienes prisa, más, añado. Y elegimos: enfadarnos o reír: ¡Es que siempre pasa! Es así. Es la vida. La alternativa humorista es dejar el enfado aparte, aceptar los que hay y jugar a reír de esto.

Un psiquiatra me comentaba: “Eso es terapia cognitiva. No es fácil”. “Ya sé que no es fácil –contestaba– pero es un reto interesante para tu mente y es divertido si lo haces con otros”.

Aquí enumero algunas que me son muy familiares:

– “Cuando necesites abrir una puerta con la única mano libre, la llave estará en el bolsillo opuesto’”

– “Cuando las cosas parecen ir mejor, es que has pasado algo por alto”.

– “Si mantienes la calma cuando todos pierden la cabeza, sin duda es que no has captado la gravedad del problema”.

– “Llegarás corriendo al teléfono justo a tiempo para oír como cuelgan”.

– “La probabilidad de que te manches comiendo es directamente proporcional a la necesidad que tengas de estar limpio”.

Y en el campo político, en la era de la posverdad, que es la época de contar trolas como si el lema habitual fuese: “Miente, que algo queda”, hay otra apropiada: “No importa cuántas veces se demuestre una mentira, siempre quedará un porcentaje de personas que creerá que es verdad”.

Cuando Einstein conoció a Chaplin, le dijo: “Le admiro… Hace reír al mundo entero, aun cuando nadie le escuche decir una sola palabra”.

Chaplin le respondió: “Yo le admiro a usted, porque el mundo entero le admira… aun cuando nadie le entiende”.

En conclusión, para relativizar en medio de tanta ley: “No te tomes tan en serio la vida, al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella” (E. Hubbard).


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