Sueño

Por Iluminado Oliva

Cirujano

Cuando una persona duerme mal una noche, normalmente no hay por qué preocuparse ni medicarse, a la siguiente suele dormir mejor

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, dormir es: “hallarse en el estado de reposo que consiste en la inacción o supresión de los sentidos y de todo movimiento voluntario”.

Todos tenemos unas fases fisiológicas del sueño que van cambiando con la edad: fases no REM (del inglés Rapid Eye Movement, Movimiento Rápido de los Ojos) I, II, III, IV y fases REM, durante las cuales se suceden los ensueños, que se han interpretado desde la antigüedad de diferentes formas.

Es una necesidad biológica en vista a recuperar las facultades que se han desgastado durante la vigilia. El sueño adecuado en humanos mejora el estado de ánimo, la lucidez mental, el rendimiento profesional, facilita la superación de padecimientos, renueva las fuerzas, etc.

Lo ideal es que los adultos duerman ocho horas diarias (intervalo entre 4 y 10). En los niños, estas necesidades son mayores. A medida que la edad avanza, los trastornos son más frecuentes al ir desapareciendo la fase IV. Cerca de la mitad de la población tiene problemas de sueño.

Para investigar y diagnosticar, los médicos especializados en esta materia estudian la respuesta eléctrica que producen las células cerebrales, oculares o musculares durante las diferentes fases del sueño con: el electroencefalograma, el electrooculograma (movimientos de los ojos) y el electromiograma (movimientos de los músculos). Con esos medios aprecian datos muy útiles.

Durante el sueño, el líquido cefalorraquídeo (fluido que baña el cerebro y la médula espinal) circula más fácilmente entre las neuronas, limpiando el material amiloide (proteínas de desecho de las células cerebrales), que se acumula durante el estado de vigilia y que es el inductor de enfermedades como el alzhéimer o el párkinson; por tanto, el insomnio favorece esos procesos1(experiencia en animales).

Dormir es algo que está condicionado a múltiples circunstancias: laborales, ocio, enfermedades, costumbres, viajes, tiempo de exposición a las pantallas (móviles), estados de ánimo (preocupaciones), estrés…

Respetar un horario, a ser posible, de acostarse y levantarse es conveniente para dormir bien, así como tener diariamente contacto con la luz natural.

La siesta corta tras la comida de mediodía se considera cada vez más una ayuda para equilibrar la jornada y el sueño. El respetar el ritmo circadiano (el que marca la naturaleza con la luz del día o la oscuridad de la noche) es conveniente. El exceso de calor o frío dificultan también el dormir.

Patologías en relación con el insomnio: disminución de las defensas inmunitarias, desequilibrios físicos y psíquicos, aumento de enfermedades como cardiopatías, tumores, enfermedades mentales, pérdidas de memoria, accidentes de todo tipo (tráfico, laborales), mal rendimiento escolar —muy llamativo en la infancia—, bostezo, diabetes tipo 2, obesidad, depresión, infertilidad, etc.

Es importante evitar los ruidos producidos por discotecas, proximidad a los aeropuertos, fiestas ruidosas, etc., que con frecuencia trastornan el sueño. Hay leyes que prohíben estas situaciones, pero habitualmente no se cumplen. Cuando no hay más remedio que estar en contacto con los mismos, se puede recurrir a los auriculares (tapones en los oídos) o a insonorizar los edificios.

La alimentación inadecuada puede ser también causa de insomnio: las cenas excesivas o deficientes, las especias, el café, el té…; igualmente el alcohol, las drogas, el tabaco…

Infusiones como las de tila, manzanilla, menta poleo, etc. pueden ayudar a realizar la digestión y así facilitar el sueño. El baño con agua templada previo a dormir puede ser útil.

Soluciones para evitar el insomnio pueden ser, además de las mencionadas: el ejercicio físico, el mental (por ejemplo, contar despacio hasta diez respiraciones cuando no se consigue dormir y vuelta a empezar), las técnicas de relajación (yoga, musicoterapia…) y medicaciones sedantes como benzodiacepinas; aunque estas últimas no están, ni mucho menos, exentas de efectos adversos como adicciones y otros, por lo que se debe evitar su uso sistemático. El dormitorio, a ser posible, ha de estar bien ventilado, sin plantas, cómodo, con frescura en el ambiente y calor en el lecho, la habitación con los menores ruidos y distracciones, etc.

Enfermedades relacionadas con el sueño

Hay varias enfermedades relacionadas directamente con el dormir: insomnio, hipersomnio, apnea del sueño, narcolepsia, piernas inquietas…

Hipersomnio. Dormir en exceso, sobre todo cuando es provocado (sedación), debe restringirse a los casos imprescindibles, porque si no, entraña múltiples patologías más graves que el beneficio inducido por el sueño: infecciones, prolongación innecesaria de estancias en UVI, lesiones cardiorrespiratorias o cerebrales, etc.

Lo ideal es que los adultos duerman ocho horas diarias (con un intervalo entre 4 y 10). En los niños, estas necesidades son mayores.

Apnea del sueño. Es una patología frecuente; consiste en quedarse sin respiración durante más de diez segundos cuando se está durmiendo. Es uno de los estudios más importantes que realizan y tratan las Unidades del Sueño. Sus causas son múltiples: alcohol, tabaco, obesidad, medicaciones tranquilizantes, patologías cardiacas, de la garganta, pulmonares, etc.

Narcolepsia (torpeza y epilepsia). Es dormirse durante el día sin desearlo, por ejemplo, periodos de 15 minutos. No tiene cura, aunque algunos medicamentos la pueden mejorar. Es importante el apoyo familiar y psicológico en estas situaciones.

Para lograr un correcto descanso, es de utilidad respetar un horario de acostarse y levantarse y tener contacto diario con la luz natural.

Piernas inquietas. Son un conjunto de síntomas de las extremidades, más las inferiores (hormigueos, dolor, necesidad de caminar, cosquilleo, sensación de agujas en los pies…), que producen unos movimientos incontrolados; se alivian con la marcha y son causa de insomnio. Son un fallo del sistema nervioso relativamente frecuente, aumentan con la edad y su causa se desconoce. Suelen presentarse por la noche, pero también en el día. Más frecuentes en mujeres con insuficiencia renal, diabetes, párkinson, déficit de hierro o magnesio en sangre, anemia, debido a ciertos medicamentos o sustancias como cafeína, alcohol, nicotina… Pueden ser hereditarias. Afectan a la calidad de vida, más que a la cantidad. No tienen tratamiento curativo: baños —contrastes de agua fría/caliente—; masajes; tratar las enfermedades citadas; suprimir tabaco, alcohol y cafeína; corregir las deficiencias en hierro, a algunos les favorece la dieta sin gluten, etc.

Melatonina (de melas: negro, y serotonin: serotonina). Es una hormona que se encuentra en los animales y en las plantas, algas, hongos… En el ser humano está, sobre todo, en el cerebro —la glándula pineal— (ver dibujo), y también en otros órganos como el intestino, el hígado… Aumenta su secreción con la oscuridad y disminuye en presencia de la luz. Es un regulador biológico del sueño de reciente descubrimiento. En 1995 se comenzó a usar como fármaco, aunque también el abuso de la misma tiene efectos perjudiciales: ansiedad, depresión, desorientación.

Bibliografía:

1. Xie L, Kag H, Xu Q, Chen MJ, Liao Y, Meenakshisundaram T, et al. Sleep Drives Metabolite Clearance from the Adult Brain. Science 2013;342: 373-377. DOI: 10,1126/science.1241224.

Con la colaboración del Dr. José María González Ruiz, del Servicio de Neumología del Hospital Universitario de Salamanca

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