Por Iluminado Oliva
Cirujano
Constantemente ocurren muertes por esta patología, y, con sencillas prevenciones o maniobras para extraer el cuerpo que obstruye la garganta, se pueden, casi siempre, evitar.
Es la sensación de ahogo debido a algo detenido en la garganta que, si la obstruye totalmente, puede provocar la asfixia en minutos.
Hay múltiples causas dependiendo de la edad:
• En los niños, es más frecuente y puede ocurrir por ingesta de cuerpos extraños que, a veces, se llevan a la boca: canicas, objetos metálicos (monedas), globos deshinchados, preservativos, chicles, botones, bolsas de pañales vacías…; o alimentos sin masticar: granos de cacahuetes, palomitas de maíz, uvas, aceitunas, caramelos…
• En los ancianos, que habitualmente tienen la musculatura de la garganta más debilitada, suele ocurrir por alimentos mal masticados: trozos de carne, salchichas, trozos de melón, manzanas o zanahorias crudas, huesos…
• En los adultos, la causa más frecuente es comer deprisa sin masticar bien.
En todas las edades hay factores que predisponen, como enfermedades de la garganta, personas desdentadas, borracheras, drogas o la ingesta de medicamentos que secan las mucosas, como diuréticos, sedantes, antihistamínicos, analgésicos…
Llevarse de repente las manos al cuello, cara de pánico, sensación de ahogo brusco, dolor, imposibilidad para respirar y mover el tórax, ausencia de ruido en el pulmón, no poder hablar, llanto entrecortado en los niños, quejido, color azulado de todo el cuerpo a medida que pasan los minutos, inconsciencia, etc.
Cualquier persona, sabiendo, puede realizarlo y, en la mayoría de los casos, salvar la vida del afectado:
Indicarles que tosan con todas sus fuerzas. Si así no sale el cuerpo detenido, colocar al afectado de pie, con la cabeza más baja que el tórax, y darle palmadas enérgicas en la espalda, cuatro o cinco veces (ver dibujo). Si con esto no se soluciona, realizar la maniobra de Heimlich, que consiste en: colocarse el rescatador de pie, detrás de la víctima, abrazándola por la cintura y, con un puño cerrado envuelto en la otra mano, comprimir repentinamente el abdomen con fuerza hacia arriba, debajo de las costillas y del esternón. Realizar cuatro o cinco intentos (ver imagen). Esto se debe alternar con las palmadas en la espalda.
Estas maniobras solucionan el problema en la mayoría de los casos, y sería deseable que las supiera hacer toda la gente. Siempre conviene llamar a un teléfono de urgencias médicas o al 112.
En algunos sitios hay dispositivos desatascadores mecánicos, que básicamente son como ventosas que atraen al cuerpo detenido, empleando una especie de mascarilla que cubre la nariz y la boca; al aspirar desde el exterior, hacen el vacío en la garganta y pueden extraer el cuerpo que obstruye.
Después de estas maniobras, si no se ha visto salir el tapón de la garganta, conviene pasar el dedo delicadamente por el interior de la boca del afectado, ladeándole la cabeza, para comprobar si está allí, sacarlo, y así evitar que retroceda u obstruya otra vez. También se puede intentar extraerlo ayudándose de objetos como: una pequeña espátula, el mango de una cuchara o tenedor, etc.
Si a pesar de las medidas anteriormente señaladas no se consigue éxito, es preciso comenzar la reanimación cardiopulmonar; lo ideal es que la realicen expertos, pero si no están allí, se puede colocar a la víctima echada boca arriba, sobre una superficie plana, y realizarle compresiones torácicas —masaje cardíaco— alternando con respiración boca a boca, para mantenerla con vida. El paciente puede llegar a entrar en parada cardíaca y requerir, si se tiene a mano, un desfibrilador.
Las medidas de reanimación deben seguir, aunque el objeto que taponaba haya salido, si el paciente no ha recobrado la consciencia. Si, a pesar de todo, el cuerpo detenido en la garganta no sale, se puede recurrir a abrir la tráquea y colocar un tubo en ella, para que entre el aire en el pulmón (traqueostomía). Para esta maniobra se necesita alguien que tenga conocimientos médico-quirúrgicos. Si se realiza, siempre será de camino a un hospital.
Es conveniente que el rescatador, sentado, coja al niño, colocándole boca abajo, metiéndole su dedo en la boca para que la mantenga abierta, y con la otra mano darle palmadas en la espalda, inclinándole hacia adelante. Después, si no ha salido el objeto, colocarle boca arriba, agarrándole con una mano y empujando con los dedos de la otra debajo del esternón, en dirección ascendente, en lugar de comprimir todo el abdomen, para evitar que vomite. Alternar esto con las palmadas en la espalda.
Las demás medidas son como se describen en el apartado anterior.
Toser con la máxima fuerza posible. Si no ha salido el obstáculo, colocarse con la cabeza baja, apoyando el cuerpo en el respaldo de una silla (por ejemplo), y, con el puño de una mano, golpearse la espalda. Si tampoco sale así, intentar realizarse la maniobra de Heimlich varias veces. Si es capaz, avisar al 112, a algún teléfono de urgencias sanitarias o a un vecino.
Si pueden toser, que lo intenten con todas sus fuerzas. Inclinarles la cabeza y percutirles la espalda. Si no se consigue, colocarse el rescatador detrás de la silla, arrodillado, y realizar desde allí la maniobra de Heimlich, introduciendo los brazos por los laterales del asiento o cualquier otra zona que se considere más adecuada en ese momento, según sea la silla o el estado del afectado. Las demás medidas son similares a las descritas al principio.
Puede no ser posible o no recomendable abrazarles. Si pueden toser, que lo intenten con todas sus fuerzas y percutirles la espalda. La maniobra de Heimlich, como no se puede realizar, debe sustituirse por compresiones toracoabdominales debajo del esternón en dirección ascendente, u otros trucos similares según el caso, como moverles la garganta con delicadeza para intentar que se afloje el objeto que obstruye.
Intentar sentarlos y percutirles la espalda, realizar la maniobra de Heimlich si es posible, u otras compresiones toracoabdominales, cambiarles de postura, colocarles hacia los lados, etc.
Hacer las maniobras descritas anteriormente, empleando recursos como los referidos, u otros que se le ocurran al rescatador en esos casos desesperados, conforme a las circunstancias.
Siempre, de entrada, se debe llamar a los teléfonos de Urgencias Médicas o al 112.
En los niños, es fundamental vigilarlos cuando juegan con objetos peligrosos que, a veces, se llevan a la boca. Hay que partirles los alimentos como aceitunas, naranjas, manzanas, uvas, plátanos; no darles comida cuando están jugando o corriendo, etc.
En los ancianos, encamados o enfermos graves, puede ser conveniente sentarlos o semisentarlos para darles de comer y, así, evitar que se atraganten. La masticación es esencial para no sufrir esta patología.
Con la colaboración del Dr. Luis Miguel Rincón Esteban, otorrinolaringólogo del Hospital Universitario de Salamanca
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