Se trata de una construcción de tres plantas y sótano con tres módulos transversales dobles, buscando la máxima funcionalidad, que van enlazados externamente por una galería de pórticos abiertos, tanto en su fachada septentrional, que es la principal, como en la meridional. En el sótano se ubican la cafetería y las salas de disección, así como los depósitos y dependencias auxiliares. La fábrica es toda de ladrillo visto; no sé si por rigor presupuestario o para armonizar con la Facultad de Farmacia, que está a sus espaldas.
El Prof. José Almeida Corrales nos dejó el 3 de enero de 2019. Tal y como él deseaba, ‘Salamanca Médica’ ha continuado publicando hasta este mismo número los artículos y los dibujos que dejó preparados como sentido homenaje a este gran médico y artista que, con sus colaboraciones, enriqueció esta revista desde sus inicios.
El Prof. José Almeida Corrales nos dejó el 3 de enero de 2019. Tal y como él deseaba, ‘Salamanca Médica’ continuará publicando los artículos y los dibujos que dejó preparados como sentido homenaje a este gran médico y artista que, con sus colaboraciones, enriqueció esta revista desde sus inicios
El plateresco del siglo XVI representó como ningún otro el tema recurrente de inspiración en la arquitectura autóctona salmantina y, de este modo, el neo-plateresco es considerado como el estilo genuinamente local. Fue tan fuerte su influjo que se extendió a otras ciudades, como Valladolid, con la Academia de Caballería; incluso trascendió con carácter nacional, como una reacción nacionalista vinculada al ‘Desastre del 98’, en la Exposición Universal de París de 1900, con el pabellón español de José Urioste, inspirado en el Palacio de Monterrey. con la Academia de Caballería; incluso trascendió con carácter nacional, como una reacción nacionalista vinculada al ‘Desastre del 98’, en la Exposición Universal de París de 1900, con el pabellón español de José Urioste, inspirado en el Palacio de Monterrey.
No puedo soslayar el referirme aquí a una de las vivencias profesionales que más me impactaron al poco tiempo de licenciarme en Medicina.
Este hospital ha sido mi ‘segunda casa’ desde febrero de 1963 hasta mi jubilación, en 2002; esto es, a lo largo de, prácticamente, cuarenta años. He colaborado como Consultor y jefe de servicio de la Beneficencia en la especialidad de Cirugía Ortopédica y Traumatología, hasta que desapareció aquella con motivo de la implantación del Sistema Nacional de Salud. He sido director médico de 1982 a 1986 y patrono de la Fundación durante dos años, desde febrero del 2005 hasta diciembre de 2006, lo que en los estatutos históricos era diputado del Patronato. En fin, podría contar mil vivencias en relación con este hospital, pero en su mayor parte de temática médica y carentes, por tanto, de interés para el lector profano en Medicina.
En España, el punto de partida de la arquitectura de hierro se debe a Alberto de Palacio, distinguido ingeniero y arquitecto bilbaíno, autor del Puente Colgante de Portugalete y de la estación de Atocha de Madrid, que siguió las pautas de Gustave Eiffel.
Para concluir esta serie de relatos vivenciales sobre Salamanca Monumental falta por referirme al periodo más reciente de la actividad edilicia de nuestra ciudad, para hacer mención de algunas edificaciones que han supuesto “un antes y un después” en la intrahistoria salmantina; máxime si he sido testigo de excepción por haberlo vivido en directo en la segunda mitad del siglo XX.
De los demás colegios menores que existieron en Salamanca solo quedan restos, más o menos valiosos. Algunos han sido incorporados acertadamente a edificios modernos, como los del Colegio de San Pelayo, fundado en 1556 por don Fernando Valdés, arzobispo de Sevilla e Inquisidor General, en el que intervinieron los arquitectos Rodrigo Gil de Hontañón y Pedro Gamboa. Sus colegiales eran conocidos por “los verdes”: el color de su manto y beca.
El Colegio de Calatrava fue fundado en 1552, refrendando sus constituciones el emperador Carlos V, y en principio estuvo localizado en un modesto edificio de la calle de San Pablo. En 1717 se iniciaron las obras del edificio actual, situado en la calle del Rosario, al sureste del convento de San Esteban, frente a la iglesia de Santo Tomás Cantuariense, no muy alejado de la antigua muralla.